Por: MTRA. AIDA DEL CARMEN SAN VICENTE PARADA
En las últimas semanas se ha escuchado sobre plagio, en mis 10 años de experiencia docente he visto infinidad de plagios, unos más graves que otros, intencionales y no intencionales; no hay nada nuevo, porque la mayoría de los alumnos si pueden hacer trampa lo hacen, debemos de recordar que ellos están en formación, que aún no distinguen la trascendencia de sus acciones, por consiguiente el papel del profesor es esencial, para prevenir, eliminar y sancionar prácticas que atenten contra la integridad académica.
Antes de hablar del papel del profesor en la integridad académica me permito compartir 3 casos de plagio-de los muchos que he visto:
1) En 2015 cuando trabajaba en el seminario de derecho penal de la Facultad de Derecho de la UNAM, llevaron a revisión una tesis que resultó ser un plagio de una tesis de maestría de la Universidad Autónoma de Nuevo León y un blog de internet. Al leer el trabajo se evidenciaba drásticamente el estilo de redacción, en la introducción se apreciaba una introducción propia de un estudiante de nivel licenciatura y el cuerpo de la tesis -que era parte de la tesis de maestría- la redacción era analítica, técnica y profunda. Esto me llevó a buscar párrafos de la tesis en internet y de manera inmediata arrojó la tesis de maestría y otro blog de derecho penal. Le informe lo anterior al maestro Carlos Barragán, director del seminario, y me dijo imprime todas las evidencias y cita a la alumna. Procedí y hablamos con la alumna, no supo qué decir, el plagio era evidente, la sanción fue dar de baja la tesis en el seminario. Aquí lo más triste es que esa tesis fue aprobada previamente por el asesor de tesis, quien nunca se percató del plagio, porque mucho me temo que jamás leyó la tesis ni se tomó la molestia de revisar a profundidad el trabajo, solamente expidió el oficio de aprobación y eso adelanto desde ahora, es falta de integridad académica.
2) En 2019 dos hermanos (hombre y mujer) aspiraban al grado de especialista en derecho civil, ambos entregaron el trabajo de manera extemporánea, yo era parte del sínodo y no deseaba aceptar los trabajos porque no los entregaron en tiempo y forma, pero el presidente del sínodo aceptó los trabajos, así que procedí a revisarlos, de igual manera los estilos de redacción y la falta de citas me pareció sumamente sospechoso, incluso algunas ideas me parecían conocidas, así que busqué y encontré que los chicos habían copiado y pegado de 3 artículos publicados por la UNAM y uno de ellos era de mi asesor de tesis, con quien he trabajado casi 10 años, por eso se me hacía muy familiar la redacción y las ideas. El día del examen pregunté al sínodo sus opiniones sobre los trabajos de los hermanos y me dijeron están pésimos, pero ninguno mencionó el plagio. Me tocaba la primera réplica y sabe Dios que me dio mucha pena porque los chicos habían llevado a sus padres al examen, pero tuve que ser dura, porque ellos tenían esa actitud de descaro y despreocupación, pues creían que nadie se había dado cuenta, pero en al réplica los empecé a cuestionar y les saqué las fuentes originales, total que me tocó salirme porque me llamaron de la dirección, cuando regresé me dijeron los maestros: usted se los puso parejos, ya no teníamos nada que agregar así que suspendimos los dos exámenes de inmediato. Unos meses después me encontré con uno de ellos, el chico me dijo lo siguiente: gracias maestra por el regaño de aquel día, ahora estoy consciente de lo que hice y estoy elaborando mi tesis, espero contar con su ayuda para la revisión.
3) Hace dos años, un aspirante al grado de maestro en derecho, que por cierto era servidor público, presentó un trabajo que, si bien no era como tal un plagio, sí era un compendio de parafraseo de otros trabajos que encontré en internet, así que en la réplica procedí a cuestionarlo, por ejemplo, le dije: ¿qué es el retraso cognitivo? Porque tú hablas de ello en tu trabajo, explícame por favor, obvio no me supo explicar; luego le leí un párrafo que hablaba sobre la diferencia entre retraso cognitivo y enfermedad mental y le dije no entiendo este párrafo me lo explicas, porque tú lo redactaste, procedió a balbucear incoherencias, porque él tampoco entendía lo que había en su trabajo, esto me llevó a concluir que él pago para que le hicieran el trabajo, pues no conocía ni entendía lo que había redactado y perdón pero para redactar un trabajo de ese calibre necesitas entender el tema. Las otras réplicas fueron peores y el examen se suspendió.
En los casos anteriormente narrados, los maestros fueron esenciales para prevenir el plagio, sobre todo en el primer caso, y en los otros dos, no tenían director de tesis por la forma de titulación, pero el sínodo, como revisor y aval, tenía la responsabilidad de sancionar el plagio. Esto implica que, si bien los alumnos deben actuar conforme a valores, también es esencial que el maestro pugne por la integridad académica. La facilidad con la que procedieron los alumnos y la desfachatez implica que lo habían hecho antes y que nunca fueron sancionados, porque nadie detectó el plagio, pues sus profesores no solían revisar sus trabajo ni darles retroalimentación.
El profesor es guía y compañero, es quien debe zanjar actividades que comprometan la integridad académica. Todas las acciones educativas y académicas deben estar inmersas en la cultura del respeto, honestidad, sentido de justicia y responsabilidad para impulsar al individuo a vivir con valentía todos los aspectos de su vida. No se trata solo de brindar infinidad de conocimientos ni materiales didácticos sofisticados, necesitamos formar a los estudiantes en el ámbito de la virtud para que vivan con honestidad su vida personal y profesional.
Los profesores deben revisar, conocer la normatividad de la institución en la que trabajan y amonestar a los alumnos que incurran en este tipo de prácticas, además de reflexionar con ellos entorno a la ética y los valores. Por eso es tan difícil ser profesor, no es llegar a clase y entablar un soliloquio es comprometerse a revisar y retroalimentar los trabajos de los alumnos.
Los alumnos son inexpertos por su juventud y algunos les gustan las cosas fáciles y para eso está el profesor, para prevenir, en la medida de lo posible y atajar esas malas prácticas. Vamos a tenerlo en cuenta cuando hablemos de un asesor de tesis que las revisa a vapor y por eso tiene una alta productividad. En ese caso tiene más de un 50% de la culpa si hay plagios o deshonestidad académica.